El
otro día me puse a pensar —a veces, me pasa—. Lo hice en una novela que leí
hace ya unos años, una importante obra de ciencia ficción escrita por uno de
los maestros del género, el gran Heinlein. La novela en cuestión es La luna es una cruel amante. He escrito
libros pero, como diría Borges, estoy más orgulloso de los que he leído. De entre
todos, el título de la novela de Heinlein es uno de los que más me hubiese gustado
firmar y que, metiéndome en faena, me va servir para titular el artículo
después de modificarlo a mi antojo y dejarlo en El tiempo es un cruel amante.
Uno
empieza a tener más primaveras de las que le gustaría y, aunque esto tiene
cosas malas, también las tiene buenas: la experiencia como virtud a destacar. Nunca
me he considerado un jugón de nivel,
quizá porque los libros quitaban las horas que podría haber dedicado a las
consolas. Sin embargo, veintisiete años dan para mucho. En concreto, para horas
y horas delante de una pantalla de televisión. He tenido —y tengo— varias
consolas: NES, Super Nintendo, Mega Drive, Nintendo 64, Play Station 2 y Xbox 360.
Juegos como Terranigma, Mario 64, Silent Hill 2, Zelda Ocarina of Time, Sonic
the Hedgehog, Super Mario World y un largo etc. tienen ya un rinconcito eterno
en mi memoria. Pero he venido aquí a hablar de otra cosa y, al menos por esta
vez, no es de mi libro. De entre todas mis joyas, destaca una, la que más horas
de diversión me ha dado: Game Boy. La clásica, principalmente. Ahora tengo más
versiones —SP, DS, Color y una Advance que he adquirido hace unos poquitos
días—, pero ninguna me ha hecho sentir lo que consiguió la primera, ese «ladrillo»
destrozavistas.
Mi pack.
Os
cuento mi historia con ella. Corría el año mil novecientos noventa y cuatro, en
épocas navideñas. Un crío de ocho años en el Alcampo, agarrado de la mano de su
tía, con los pies en el suelo pero con la mente puesta en los mundos por llegar
y descubrir. Como regalo, había pedido esa consola tan chula que había visto al
amigo de turno. Allí, tras una cristalera, estaba esperando el objeto de mi deseo:
una versión clásica básica, sin juego. Para compensar, pillé —mi tía pagó, la
pobre— el juego más barato del catálogo (el desembolso por la consola dolía en
el alma) de los presentes (mil novecientas noventa pelas): El pato Darwing. Excelente elección, por cierto, aunque esto os lo
contaré en otro artículo. Después vinieron otros, muchos otros. Mario Land 2,
Wario Land, Pokemon Rojo, Donkey Kond Land 2, Zelda Link’s Awakening… En fin,
decenas. Creo que los días de espera hasta que llegó el momento de
desempaquetarla e hincarle el diente fueron los más largos de mi existencia. El
tiempo, de nuevo, es un cruel amante.
Juegazo no demasiado conocido.
Por
eso estoy aquí (previa acogida de Elretroconsolero): para hablaros de mi
experiencia con la portátil de Nintendo. Escribiré sobre juegos, anécdotas y
sobre cosas curiosas que se me ocurran. Lo haré desde el punto de vista
nostálgico, aunque algún dato técnico se cuele por ahí. También subiré alguna
foto de grupo, que ahora no puedo colgar porque mis cosas están en España y mi
cuerpo en el exilio londinense. No es fácil describir lo que uno siente ante
esa pantalla monocromática de sonido, digamos, repetitivo, pero intentaré
expresarlo de la mejor manera posible.
En el
trigésimo aniversario de Nes, aprovecho para reivindicar a esta consola
maravillosa y atemporal. Larga vida a Game Boy.
Game Boy, qué maravilla y qué catálogo tan sublime. Creo que es del hardware antiguo de lo poco que aún me sorprende. Las horas de diversión encerradas en una máquina tan básica con su pantalla verde en la que vimos desfilar mundos enormes como los de Link/Zelda o Mystic Quest, o conversiones arcades tan notables como R-Type, es algo que por más que pase el tiempo resulta imborrable.
ResponderEliminarPor cierto, 'Darkwing Duck' fue una notable forma de comenzar con la portátil. Un juegazo como la copa de un pino.
Un saludo :)
¡Hola, Ring! La verdad es que acerté de pura chiripa. Es un verdadero juegazo, como muy bien dices. No soy un gran amante de los videojuegos, pero menudos enganches he tenido con ciertos juegos de Gameboy. Recuerdo que al Zelda, en su momento, lo jugué en alemán, porque tengo primos suizos y me lo trajeron. Me tiraba horas llamando al Club Nintendo para preguntar qué hacer a continuación.
ResponderEliminarVaya tiempos.
Jaja pobres los del Club Nintendo. Yo también de vez en cuando los llamaba para cualquier cosa que se me pasara por la cabeza :)
EliminarA mí ciertos juegos me engancharon de mala manera en su momento. Recuerdo pillar Probotector 1 y 2 y no parar con ellos hasta terminarlos, y mira que eran difíciles los j*dí*s xD Hoy día me es imposible casi pasar una fase al completo ^_^
Y con Bubble Bobble horas y horas... menos mal que tenía sistema de passwords :D
Muy buenos tiempos de los que la inmensa mayoría guardamos gratísimos recuerdos.
Un saludo!
Gran juego el pato darwing! Se nota que ya la conseguiste de forma semitardia, porque ya no te venia con el tetris, no? Jajaja. Tuvetambien la gg, y antes que la gb, pero al final la que me llevaba por ahi siempre era la gameboy gracias a su exagerada autonomia.
ResponderEliminarSí, en el 94 ya. Cuestión de edad, pues yo soy del 86. Sobre Darkwing hablaré más adelante. Un juego bastante olvidado dentro del inmenso catálogo de Gameboy.
EliminarBienvenido al equipo y ya con ganas de verte metido en harina hablándonos de alguna de esas joyas que tanto alegraban nuestras infancias.
ResponderEliminarMuy buen artículo y muy sentido, te felicito!!!! Esperamos con impaciencia nuevos escritos, un saludo!!!
ResponderEliminarAh, aún recuerdo cómo mi GB me llevó al mundo de los videojuegos, pero de manera inesperada. Me la regalaron unos Reyes, y mis padres me la quitaban tanto para jugar al Tetris, que me acabaron comprando la SNES para que no protestara. Super Mario World fue el juego que me cambiaría la vida (o Tetris, depende de cómo se mire) ^^
ResponderEliminarOtro que también tuvo el juego de Darkwing Duck y que se lo pasó en grande durante años (y todavía pues sigo teniendo mi gb tocho) con la consola, larga vida a la gameboy :)
ResponderEliminarBuenas, soy casi nuevo en este blog, pero me esta gustando mucho. yo también soy del 86 (buena generación) pero no fue hasta el 98 que pille la GB, con el Donkey Kong Land. Aun la tengo a mano para pasarme alguna fase cuando el estudio acaba aburriendo. Un saludo.
ResponderEliminarPues bienvenido a esta pequeña-gran familia! Esperemos verte mas por aquí compartiendo tus vivencias en el mundo de los videojuegos con nosotros.
EliminarUn saludo
Joder, cuanto sentimiento y que buena historia. Todos tenemos una consola con "historia" que recordamos con un enorme cariño y que nos gusta de vez en cuando rememorar.
ResponderEliminarCada uno tenemos nuestros fetiches en uno u otro campo. Game Boy y algo menos Snes son los míos ;)
EliminarMe ha encantado tu historia, me recuerda a las mías ^_^
ResponderEliminarSoy nueva en el mundo de los blogs y buscando, he llegado a este. Tengo la sensación de que me va a gustar, y mucho, este blog...
Bienvenida!!! Te sugiero leas entradas antiguas de temas muy interesantes, este nuestro mundillo es apasionante y da para muchas entradas.
EliminarBienvenida y me alegro que te guste el blog.
EliminarSi quieres contar tus historias que aquí tienes un sitio donde hacerlo. Además nos vendría muy bien un "toque femenino" en el equipo ya que somos todos chicos jeje.
Un saludo y esperemos verte por aquí asiduamente.
Gracias! :D
EliminarHe estado leyendo vuestras anteriores publicaciones y me están gustando.
El sábado escribí sobre el Tekken 3, que fue el que me enganchó a la play, sin él no hubiera conocido muchos otros ya que yo era, como se dice ahora, retroconsolera ¡qué recuerdos!. Será, como dije en mi blog, que Jin Kazama me llamó la atención ;) ya no eran los personajes tan pixelados jajaja
Con los años y el trabajo he conseguido casi todas las consolas que salieron en el mercado, y ahora mismo me estoy volviendo a pasar The Battle of Olympus, el cual lo tenía mi tío y cuando tenía 7 años iba a su casa para poder jugar a ese y a muchos otros, porque el tenía muchas consolas, se las compraba prácticamente todas xD
En fin, aquí estoy si me necesitáis para cualquier friki historia ;)
Me alegra saber que te ha gustado la historia. Un placer.
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