La vida es un continuo cambio. Un
devenir constante en una sola dirección: hacia adelante. El tiempo
fluye, con su tictac imparable. Hagas lo que hagas, los segundos
seguirán marchándose, raudos e impasibles. Qué les importará a
ellos nuestra insignificante existencia.
Como decía, uno puede ––y en
ocasiones debe–– cambiar muchas cosas a lo largo de su vida. De
colegio, de trabajo, de novia, de mujer, de teléfono móvil e,
incluso, de consola portátil. Por mucho que duela desprenderse ––o
guardar, más bien–– de ella. Que duele, lo sé. Aunque el cambio
sea a mejor y sigas fiel a la misma compañía. Pero los cambios
implican, casi siempre, dejar atrás una parte de nosotros mismos:
nuestra niñez, adolescencia o una etapa feliz de nuestra existencia.
Eso sentí yo cuando cambié mi Gameboy monocromática por una Color.
Un yo más joven quedaba atrás, guardado bajo llave en el baúl de
los recuerdos. Ése que depositamos en el sótano, trastero o
buhardilla y que, en las películas de fantasía, esconde libros
mágicos o catastróficos juegos de mesa. En el mío, sólo hay
trozos de mí. Buenos y malos, claro. Eso sí, mi primera Gameboy
sigue conmigo, mirándome con ojos anhelantes ––e imposibles de
rechazar en numerosas ocasiones–– desde la estantería. Uno puede
cambiar, pero tampoco volverse loco.
Mi vieja Color junto a la SP.
El salto, todo sea dicho, fue bueno.
Los juegos seguían siendo los mismos ––en ocasiones
literalmente––, tan divertidos y encantadores como antaño,
pero estaban coloreados y la pantalla había ganado en definición,
lo que se agradecía. También se rebajaba el consumo de pilas, con
su ganancia para el bolsillo, no muy profundo por aquellos momentos.
Sin embargo, el cambio no dejó ningún nombre propio en mi memoria.
Ningún cartucho memorable ––que los hay, seguro–– que
persista en mi mente después de tantos años. No conservo un Wario
Land, un Darkwing Duck
o un Zelda: Link's Awakening (aunque me pasé la versión DX).
Sí que hay algunos destacados, por ejemplo las dos aventuras de Link
relacionadas con las estaciones del año o el Pokémon Oro
––un verdadero juegazo, quizá el mejor de la saga––, pero
ninguno inolvidable. No para mí.
Fantástico juego de Zelda: yo disfruté el Oracle of Seasons.
Una vez más se cumplió aquello de
«cualquier tiempo pasado fue mejor». Pero qué se le va a hacer, la
vida sigue como siguieron sacando modelos de Gameboy. Yo, por ahora,
me he quedado en la versión DS Lite y no me planteo avanzar a medio
plazo. Ya veremos en el futuro.
Un abrazo a todos, retroconsoleros.
El baul de los recuerdos... madre mia. Cuantas cosas guardamos ahi.... Bonita analogia, aunque en este caso fuera literalmente real. jajaja.
ResponderEliminarCierto es que en gbc no hubieron titulos tan miticos como en la gb, pero tu mismo mencionas los oracles, y no se puede olvidar ese gran donkey kong country, que aunque graficamente era peor que el land (los colores distraian y hacian creer que era mejor, pero no lo era), era una conversion virtualmente identica de la version de snes. También podria citar esa maravillosa aventura llamada fish files.Si pensara mucho podria decirte mas, pero en ese caso deberia darte la razon, porque ya no serian inolvidables, que es precisamente lo que comentas.
PD: por cierto, un pequeño apunte. No ganó en resolucion. Sí en definicion, pero no es lo mismo. xddd
"PD: por cierto, un pequeño apunte. No ganó en resolucion. Sí en definicion, pero no es lo mismo. xddd"
ResponderEliminarGracias por el apunte, lo corrijo. Como dije al principio, en asuntos técnicos estoy de lo más verde.
;)
De acuerdo en que el catalogo de Color fue el mas flojo de Game Boy, pero tambien es cierto que fue la que menos vida tuvo de todas no?
ResponderEliminarAunque tengo que decir que absolutamente todos los modelos de Game Boy los guardo con especial cariño, cada uno a su manera y que nunca deje de lado a ninguno de ellos por la aparicion en el mercado de uno posterior. Con lo que debo decir que mi baul de los recuerdos esta muy vacio y mi habitacion muy llena jajajaja
En mi baúl solo hay la GB, la GBC y la GBA las tengo aquí a mano! Yo antes de guardar en el baúl prefiero regalar, seguro que hay alguien que lo aprobecha! Supongo que por eso solo guardo la GB. En este caso pesa más la nostalgia y el recuerdo!
ResponderEliminarMuy buena entrada!
El principio de la entrada me ha parecido maravillosamente emotivo…entiendo perfectamente lo que quieres decir, y creo que por eso precisamente mi experiencia ha sido algo distinta, ya que ni con PSX ni con DC quise desprenderme nunca de megadrive, que siempre estaba preparada en el escritorio con sus cables en la consola y en la tele listos para enchufar a la corriente a la más mínima ocasión…y así sigo, un poco Peter Pan de consola, que se le va a hacer…
ResponderEliminarUn saludo!