Silent Hill por Dandelo

1998, Playstation

Un viaje nocturno en el coche, un padre y su niña. Una música de guitarra evocadora ambienta de manera más que adecuada la escena, el señor Akira Yamaoka dando muestras de su talento. Una carretera sinuosa y escarpada, el camino hacia el pueblo llamado la colina silenciosa. Por detrás se acerca una luz, agrandándose a cada metro que se aproxima hacia el auto, hasta que lo adelanta. El conductor, James, un hombre de unos 30 años de edad se relaja tras ver pasar la moto policial. Por el retrovisor ve a su hija Cheryl y su cuaderno de dibujos justo al lado de donde está sentada. Por delante, a lo lejos se ve una moto volcada en la ladera de la carretera, qué demonios?? Y, de pronto, a la salida de una curva se encuentra una figura en el medio de la carretera, deslumbrada por las luces del vehículo. James, incapaz de frenar el coche en seco dada su velocidad, al tiempo que pisa el pedal de freno da un volantazo con la intención de esquivar la confusa silueta del obstáculo que ha aparecido repentinamente. El coche se precipita hacia la cuneta tras dar una vuelta de campana, triste desenlace a una hermosa escena de conducción nocturna.

Un comienzo prometedor y cinematográfico, y dicho aire a película se lo tenemos que agradecer a una estupenda secuencia introductoria, en la línea de las intros de los Final Fantasy, secuencias CG que daban lustre al conjunto del juego. Y por fin tenemos el control de lo que sucede, tras despertarnos y encontrarnos rodeados de una molesta niebla que impide la visión más allá de unos pocos metros. Recurso muy efectivo que nos obliga a intuír qué tendremos delante, en un juego donde nada es lo que parece. Tras salir del coche, nos damos cuenta de que nuestra hijita ya no se encuentra con nosotros. Cheryl??? Donde estás, Cheryl??? A unos metros delante nuestro y difuminada por la omnipresente niebla se encuentra lo que nos parece que es nuestra hija, andando, casi parece que estuviera jugando. La llamamos, y se va alejando, mientras no nos queda otra opción que seguirla a través de la niebla. Al fin y al cabo, parece nuestra pequeña Cheryl, que ahora se pierde en la espesa bruma que preside el pueblo. Siguiendo su rastro, atravesamos unas callejuelas del desconocido pueblo, unos extraños ruidos retumban y crean una atmósfera más opresiva si cabe.  

Avanzamos casi a ciegas, este juego de terror utilizaba un motor gráfico en 3 dimensiones novedoso, ya que los juegos de terror en la generación de la PSX solína estar hechos de personajes poligonales sobre fondos fijos prerrenderizados. Este entorno quizá resultase menos vistoso en cuanto a detalles, más basto en la representación del gameplay, pero daba un enfoque más dinámico e inmersivo, si conseguíamos obviar lo cuadrados que se presentaban los personajes. Cosa fácil en 1998, pero hoy algún ojo no habituado a gráficos de otra época pueda resultarle molesto. Pero os aseguro que cuando el juego salió era lo más, una valiente apuesta de Konami, que ha servido de referente a muchos juegos posteriores de terror psicológico.

Al final del callejón por el que seguimos la enigmática figura infantil que se asemeja a nuestra hija hay una puerta entreabierta, la atravesamos y vemos la primera escena dantesca de tantas: mientras suena una lejana sirena, hay sangre por el suelo y la pared, avanzamos en este ambiente de pesadilla, al cual contribuye el movimiento de cámara dentro de estos angostos pasillos, que nos descoloca, mientras se oscurece y la sirena se intensifica. Encendemos un mechero, que sólo ilumina lo más cercano, y nos encontramos una silla de ruedas volcada, mientras gira en el aire una de sus ruedas. El miedo sube, nos preguntamos qué hacemos aquí, y tras pasar una verja metálica con la sirena convertida en un sonido atronador nos encontramos una camilla de hospital ensangrentada, con una extraña figura tumbada tapada con una sábana, más sangre por el suelo. Todas las paredes se han vuelto de metal herrumbroso. Hay un cuerpo crucificado entre alambre de espino, realmente ha venido nuestra Cheryl por aquí?? Unas figuras humanoides de poco más de un metro se acercan con objetos punzantes y malas intenciones, los sonidos se vuelven atronadores, no hay escapatoria, ¿dónde está Cheryl?? Fundido a negro.

Este es el comienzo de Silent Hill, un survival horror que ha marcado el devenir del género desde que salió, sentando las bases para sus posteriores continuaciones, y sirviendo de inspiración a otros títulos que, no pocos, han bebido de la aventura original. Normalmente he escuchado a la mayoría de jugadores hablar del Silent Hill 2 como el mejor de la saga, y así podría ser. De hecho el salto gráfico fue impresionante, y cuenta con una historia madura e interesante como pocas, pero el impacto que supuso esta primera parte, no se puede comparar a la segunda. La primera parte nos dio una gran sorpresa con todos esos elementos inquietantes, la propuesta de juego, y ese terror psicológico gracias a sus elementos, algunas veces explícitos, otras sugerentes, dejando una sensación de desazón e intriga en el jugador. Fue de los primeros juegos en hacer sentir terror al jugador, donde paradójicamente cuanto peor se pasaba, más se disfrutaba.

Personajes atormentados e inquietantes pueblan Silent Hill, donde cada cual parece tener un secreto peor que el anterior, el mal se puede respirar en el ambiente, en las conversaciones, en los lugares que visitaremos. Llega un momento que el mismo pueblo parece ser un ente vivo, que distribuye en el tablero de ajedrez que forman sus calles las fichas para desvelarnos un poquito de la historia del juego, donde cada respuesta ofrecida abre más incógnitas a resolver. Lleno de guiños al imaginario colectivo dentro del mundo del miedo, los nombres de las calles corresponden a nombres de consagrados escritores de terror. Secuencias de vídeo por ordenador crean un conjunto de calidad elevada, todo un must have que no deja tranquilo al jugador en ningún momento. Dentro del desarrollo del juego encontramos zonas bien diferenciadas, está el pueblo en niebla, y luego cada localización, tiene su lado tenebroso, se transforma en una realidad alternativa donde todo cambia para dar lugar a la representación del averno, el reverso oscuro de una realidad ya de por sí distorsionada. Visitaremos una escuela abandonada, donde nos espera el famoso puzzle del piano que, creedme, conseguí resolver leyendo sus pistas a pesar de lo complicado que era. El colegio sufrirá su mutación, todo se volverá herrumbroso, de un metal oxidado, recorreremos sus clases, escucharemos llantos en uno de los baños, visitaremos el hospital, y otros lugares, siempre buscando pistas y llaves para avanzar, dejando que el pueblo juegue con nosotros en lugar de lo contrario. Conoceremos a la perturbada Dahlia Gillespie, quien parece saber más de lo que manifiesta, la policía Cybill Bennet, el doctor Kauffman y su enfermera, personajes que parecen dispuestos a ayudar, y sin embargo, no dejan claras sus intenciones reales.

En resumen, una joya, una obra maestra, un referente, una aventura que en su día dejó una huella inborrable en mí. A pesar del declive del nombre Silent Hill debido a la sobreexplotación y a títulos que, desde la entrega 3 poco tienen que ofrecer de bueno a la saga, siempre que un juego me propone volver a ese lugar llamado la colina silenciosa albergo una esperanza de revivir viejos laureles, de volver a encontrarme perdido y asustado en medio de la niebla