Psycho Fox (Master System)

Por Dandelo

Saludos retroconsoleros. Antes en el mundillo videojueguil se estilaba que cada gran marca tuviera su mascota. Sega tenía a Sonic, pero, hasta que el celebérrimo erizo azul llegó a nuestras pantallas Nintendo ya tenía un reputado personaje “marca de la casa”, su fontanero italiano (junto a su ignorado hermano). Sega adoptó en aquella época un niño repeinado y con grandes orejas como imagen de la marca. La figura de nuestro amado Alex Kidd se asociaba a Sega. Hablar de nuestro pueril amiguito era hablar de la competencia de la gran N, pero, por sí solo, y a pesar de su divertidísimo periplo por el Miracle World entre otras aventuras, no llegaba a hacer sombra a Super Mario y sus hábitos psicotrópicos de crecer gracias a coloridos champiñones.

Un juego no muy conocido, pero excelente, planteaba una mecánica similar al mejor juego de Mario en la gris de Nintendo, el Super Mario bros 3: side scrolling, disfraces con diferentes habilidades y saltos por doquier.

Psycho Fox es la historia de un zorro muy avispado y su amigo-mochila, que podemos lanzar como arma arrojadiza y recogerlo para que siga subido a nuestra chepa. Un zorro que para salvar su pueblo debía enfrentarse al malo malísimo de turno, Madfox Daimyojin. Y bajo mi opinión hubiera resultado una mascota excelente antes de la llegada del erizo azul, con la que hacer frente al bigotudo italiano, tarea cuasi imposible para la Sega pre-Sonic.

  

 Pero estos dos no estaban solos, el zorro contaba con la habilidad de mutar en diferentes animales, que le otorgaban diferentes características: podía transformarse en un hipopótamo con la habilidad de romper bloques, podía encarnar a un gracioso monete que pegaba unos saltos enormes que le permitían acceder a zonas que de otro modo resultaban inaccesibles, y también podía convertirse en un tigre para obtener una velocidad que faciltaba llegar a plataformas lejanas. Un ítem servía para cambiar de forma animal en el momento que quisiéramos con sólo pulsar el pause (para lo cual había que levantar el culo del asiento, recordais?). Sus transformaciones le permitían variantes jugables con las que afrontar los distintos retos propuestos. Y es que a pesar de tener una dificultad bastante suave, podías terminar los niveles de 2 maneras, estaba el camino normal, y solía haber un final de fase secundario, al cual se accedía gracias a los diferentes poderes de cada animal en cuestión.

Gráficamente simple pero eficaz, y con unos movimientos bastante suaves, tenía incluso fases de bonus en las que debías escoger un camino a ciegas, ignorando a donde llevaría al final. Con varios mundos temáticos, algo muy acostumbrado en los juegos de plataformas, estaba el mundo del hielo con el suelo resbaladizo, el mundo del fuego, un mundo oscuro de estilo subterráneo, y así hasta 7 diferentes, con subfases en cada mundo, ofreciendo buena cantidad de contenido jugable. Muy divertido y satisfactorio, la propuesta es sencilla pero efectiva basado en la inercia particular de cada personaje, ofreciendo un plus en variedad jugable que si se contara con un único personaje.

Mención aparte para los final-boss, no exentos de humor, una tónica general el tono alegre del programa. Por ejemplo, hay un "monstruo" que es una mosca que debemos matar con la ayuda de un spray matamoscas que pisaremos en el momento oportuno para que el producto le dé de lleno y así fallezca. Otro es una especie de helado "twister" al que debemos eliminar uno a uno los pisos de los que se compone su cuerpo. Simpáticos, con diferentes mecánicas para cada uno, no eran especialmente difíciles.

Una música muy japo, que no desentona con el conjunto en absoluto acompañando la acción y acentuando el tono desenfadado de un juego muy recomendable. Si en su día no lo disfrutasteis y no le exigís excesivo detalle gráfico a un plataformas “old school”, este juego os divertirá a día de hoy como lo hiciera antaño. Siguió su estela el Decap Attack de Mega Drive, sucesor espiritual de éste gran Psycho Fox. La aventura del zorro y sus amiguetes merece un buen recuerdo, quedando bien situado en el Olimpo de los juegos clásicos, sentando bases de cómo realizar un solvente plataformas.

Divertidísimo juego, recuerdo haberlo encontrado en una tienda de barrio a 3000 pesetas. En las revistas de la época (benditas revistas) nunca ví un analisis del Psycho Fox, así que me dejé llevar por la prometedora y simpática portada cuadriculada, y por el hecho de que el precio era muy asequible para la época. No me equivoqué en absoluto, recuerdo pasar unas tardes inolvidables con el zorro y su mochila. Suponía todo un reto conseguir el segundo final alternativo de cada fase, un gran juego que de haber sido más conocido, hubiera podido plantarle cara sin duda a Mario y su mundo de colorines, que entonces era lo más de lo más, sobre todo para aquellos irreductibles fanboys de Nintendo.

La semana que viene, otro asunto, nos leemos!!